Kepler-37b forma parte, a su vez, de un sistema planetario también
de reciente descubrimiento, el sistema Kepler-37, alrededor de una
estrella "similar" a nuestro Sol y que se encuentra en la
constelación Lyra, a unos 210 años-luz de la Tierra.
Según un comunicado en la página web de la NASA, el pequeño planeta
y los otros dos que forman parte de su sistema se encuentran en la
denominada "zona habitable" del cosmos, es decir, aquella
parte en la que se considera que podría existir agua líquida.
Aun así, los astrónomos creen que Kepler-37b no dispone de una
atmósfera y que, por tanto, no puede albergar vida "como
nosotros la conocemos".
La NASA recuerda que los primeros planetas descubiertos que orbitan
fuera del Sistema Solar (exoplanetas) eran "gigantes" y
que, a medida que ha avanzado la tecnología, planetas cada vez más
pequeños han sido hallados, hasta el descubrimiento de Kepler-37b
que, según la agencia, demuestra que "los exoplanetas del
tamaño de la Tierra son comunes".
"El hecho de que hayamos descubierto el pequeño Kepler-37b
sugiere que los planetas pequeños son comunes y deja entrever que
mayores maravillas planetarias nos aguardan a medida que
recopilemos y analicemos más datos", aseguró el científico de
la NASA Jack Lissauer.
El equipo de investigación de la NASA responsable del hallazgo usó
datos compilados por el telescopio espacial Kepler, que mide de
forma continua y simultánea el brillo de más de 150 mil estrellas
cada media hora.
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