Era fácil de intuir, pero
la ciencia no lo había comprobado: el cerebro de
Albert Einstein, una de las mentes más lúcidas
del siglo XX, era diferente.
El estudio preliminar, divulgado en la revista
Brain,
fue encabezado por el antropólogo
Dean Falk, de la
Universidad Estatal de Florida. Allí se describen y analizan
14 fotos del cerebro de Einstein que nunca habían sido publicadas con anterioridad.
El equipo de científicos
comparó las fotos con los cerebros de otros 85 “mortales” y llegó a conclusiones fascinantes.
“Aunque el tamaño y la forma asimétrica del cerebro de Einstein eran normales,
el
prefrontal, el sistema somatosensorial, el córtex motor primario y las
cortezas parietal, temporal y occipital eran extraordinarias”, explica Falk.
El
autor concluyó que esa diferencia “puede haber proporcionado las bases
neurológicas de algunas de sus habilidades viso espaciales -la
capacidad de distinguir por
medio de la vista la posición relativa de los objetos en el espacio-
y matemáticas, por ejemplo”.
LiveScience
explica que
los lóbulos frontales -los que más llamaron la atención-
están vinculados a la planificación y el pensamiento abstracto. Asimismo, destaca que los
pliegues adicionales le permitirían realizar
más
conexiones entre las células de su cerebro, lo que le habría permitido desarrollar ideas complejas, como su
teoría de la relatividad.
Según recuerda
ABC,
tras la muerte del físico en 1955,
su cerebro fue preservado, fotografiado y seccionado en bloques por el médico
Thomas Harvey, quien le practicó una autopsia. Su idea era analizarlo y volcar sus conclusiones en un libro.
Pero la gran mayoría del material se perdió con su fallecimiento. Las imágenes que usó Falk estaban en el
Museo Nacional de Salud y Medicina de los
Estados Unidos y fueron facilitadas por la familia del patólogo.
Fuente
0 comentarios:
Publicar un comentario