miércoles, 26 de diciembre de 2012

Europa prepara un mapa en 3D de la Vía Láctea






La Agencia Espacial Europea (ESA) lanzará al espacio en el 2013 la misión Gaia, una aventura científica para elaborar un mapa en tres dimensiones de la Vía Láctea que permitirá remontarse varios millones de años en el tiempo para conocer el pasado de nuestra galaxia y predecir su futura evolución.
El satélite, la única misión científica programada por la Agencia Especial Europea (ESA) para el año próximo, despegará a bordo de un cohete ruso Soyuz desde el Centro Espacial Europeo de la Guayana francesa, en Kurú, a finales de noviembre o principios de diciembre del 2013. 
"Podremos descubrir unos 100.000 nuevos planetas", explicó a Efe el director del proyecto, el científico italiano Guissepe Sarri, quien cree que Gaia revelará la existencia de "muchos planetas de un tamaño como el de Júpiter, más grandes que la Tierra, y por supuesto, muchos asteroides cercanos a nuestro Sistema Solar". 
100.000 millones de estrellas.
Su objetivo principal consiste en confeccionar un mapa tridimensional de una fracción de nuestra galaxia, tomando el legado del su predecesor, Hipparcos, que surcó el espacio entre 1989 y 1993. No obstante, transcurridas dos décadas de desarrollo tecnológico, Gaia será capaz de proporcionar 10.000 veces más datos que su precursor. 
"Es muy difícil medir la distancia con las estrellas. Con Gaia podremos ser mucho más precisos e identificar mejor el tamaño del universo, la formación de planetas, del sistema solar... aportará conocimiento básico para la humanidad sobre el universo en el que vivimos", comenta Sarri. 
Para ello, se elegirán unas 100.000 millones de estrellas y cuerpos celestes de los cerca de 200.000 millones que se estima pueblan la Vía Láctea y se medirá una y otra vez su posición y su velocidad, en tres dimensiones. 
"Si hacemos un mapa con la posición y la velocidad, podemos calcular hacia atrás el movimiento de gran parte de las estrellas de la galaxia. Podemos ir hacia atrás en el pasado, ver cómo nuestra galaxia ha evolucionado y predecir cómo evolucionará en el futuro", señala Sarri. 
Los expertos no podrá remontarse a 13.700 millones de años para llegar hasta el momento en el que se produjo el Big Bang, pero si que podrán dar marcha atrás en el reloj varios cientos de millones de años. 
"Espero que sea suficiente para ver, por ejemplo, si la Vía Láctea se fusionó con alguna otra galaxia", comenta el máximo responsable de una misión puramente científica cuyo objetivo es que los seres humanos comprendamos mejor el universo en el que vivimos. 
"Podremos entender la evolución de nuestra galaxia y, como es similar a otras muchas galaxias, también la evolución del Universo" porque algunas de esas estrellas son extraordinariamente ancianas y guardan restos fósiles de sus orígenes y de sus atmósferas, explica el científico. 
Para ello, el Gaia –una referencia a la diosa de la Tierra de la mitología griega que toma su nombre de las siglas en inglés de Interferómetro Astrométrico Global para la Astrofísica–, contará con un sofisticado conjunto de instrumentos que permitirían medir desde la Tierra el pulgar de una persona situada en la superficie de la Luna. 
El presupuesto con el que cuenta la ESA para la misión es de 700 millones de euros (unos 900 millones de dólares), que sirven para financiar los contratos industriales, el lanzador, las operaciones del satélite y su desarrollo, pero que no contempla los salarios de "todos los científicos, profesores o estudiantes de doctorado que van a contribuir", precisa Sarri. 
tendrá una duración de cinco años. "Con Gaia desarrollamos tecnología muy avanzada que tendrá retorno industrial. Cada empresa que participe podrá vender la tecnología que desarrolle para Gaia", subraya Sarri, que precisa que "también habrá un retorno intelectual para el mundo académico, en términos de conocimiento". 
Para analizar esos objetos celestes situados hasta a 1,5 millones de kilómetros alejadas de la órbita de la Tierra, el Gaia se situará en un punto Lagrange, lo que le permitirá permanecer en estado estacionario respecto a la Tierra mientras gravita alrededor del Sol. 
Mediante dos telescopios, el más grande de ellos de 1,45 por 0,5 metros, enviará información a las estaciones de Cebreros (España) y de New Norcia (Australia). 
Al término de la misión, cuya duración será de cinco años, la Agencia Espacial Europea publicará en internet un catálogo "tan voluminoso que sería imposible de imprimir" porque equivaldría a la distancia entre Amsterdam y París y en el que se plasmarán cada uno de los parámetros analizados de cada estrella, como su categoría, su brillo, su temperatura, su gravedad o su posición. 
"Después, los científicos podrán utilizarlo para corroborar teorías, elaborar otras nuevas, escribir artículos de investigación, etcétera" porque "la información será gratuita y estará abierta al público", explican desde la ESA. 
El catálogo más completo se obtendrá al término de la misión, una vez procesados todos los datos, es decir, hacia el 2020 o el 2021, aunque habrá ediciones intermedias, una vez transcurridos los dos o tres primeros meses de puesta a punto del satélite. 
"Los primeros datos llegarán transcurrido un año y medio o dos, aunque la precisión no será tanta como al final. La clave para ser muy precisos es medir muchas veces cada estrella, algo así como setenta veces cada una", explica Sarri. 
Además de un catálogo de una fracción de nuestra galaxia, la misión servirá para comprender mejor la distribución de la materia oscura, verificar teorías sobre la formación de estrellas o, incluso, sobre la Teoría General de la Relatividad, enunciada por Albert Einstein, gracias a la observación directa de la estructura del espacio-tiempo. 
"Lo que hacemos con Gaia es pura ciencia: estudiar nuestro mundo, comprender nuestro Universo", resume Guissepe Sarri, director de la misión. 

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