jueves, 16 de abril de 2009

Un sendero en zigzag al avanzar por una pendiente cansa menos

Marcos Llobera (profesor de antropología de la Universidad de Washington que se dedica a la arqueología del paisaje) está estudiando la posibilidaad de reconstruir los patrones de los desplazamientos humanos por terrenos en la antigüedad.El modelo y el estudio que lo describe se apoyan en una investigación previa sobre el surgimiento de los sistemas de caminos. Esa investigación se centró en terrenos planos.Podría esperarse un proceso similar en cualquier terreno, pero cuando hay cambios en las elevaciones la situación es mucho más complicada. Hay un punto, o un ángulo crítico de la pendiente, a partir del cual se hace demasiado costoso desde el punto de vista metabólico seguir en línea recta. Por eso, la gente se desvía de la línea recta al moverse por la pendiente. Y al hacerlo, tarde o temprano necesita retomar la dirección original, siendo ésta la causa del movimiento en zigzag.

Cuanto más empinada sea la cuesta, más importante resulta abordarla con el ángulo correcto.Los senderos evolucionan, entre otras razones, por las diferencias físicas de la gente y las diferencias entre el costo energético del ascenso y el del descenso por la pendiente.Se obtiene un patrón diferente si la gente sube o baja, y esto puede llevar al surgimiento de atajos para el descenso. Caminar cuesta abajo generalmente precisa menos energía, excepto la requerida por la necesidad de frenar. Cabría esperar la existencia de senderos para subir y de otros para bajar, pero lo que finalmente hallaron los investigadores es un único camino idóneo para ambas acciones, y los atajos para el descenso no son tan evidentes.Según argumenta Llobera, conviene tener en cuenta que otros muchos factores físicos pueden influir en la creación y el desarrollo de un sendero, y que el modelo sobre el que se ha hecho el estudio es sólo una versión simplificada sobre la que empezar a trabajar. Llobera espera poder construir finalmente un sistema de simulaciones que permita a los arqueólogos introducir los datos de un terreno dado y explorar patrones diferentes de desplazamiento a través del mismo. Él está especialmente interesado en utilizarla en terrenos que han registrado una acumulación de sociedades y culturas distintas.Tim Sluckin, matemático de la Universidad de Southampton en el Reino Unido, es coautor del estudio.

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