domingo, 13 de abril de 2008

La sábana santa y los rayos cósmicos

La sábana santa es una reliquia cristiana venerada en la catedral de San Juan Bautista de Turín (Italia). La tradición dice que fue el sudario utilizado para amortajar el cuerpo muerto de Jesús. La iglesia católica ni lo afirma, ni lo niega. Y, tarde o temprano, la ciencia tenia que aparecer para intentar determinar cual era su antigüedad y si realmente podía proceder de esa época.

Al mas puro estilo C.S.I. se han aplicado múltiples pruebas para intentar determinar la antigüedad de la misma. Desde la reconstrucción de la imagen representada en dos y tres dimensiones hasta el análisis de las posibles manchas de sangre. Desde el estudio del material de la sábana (lino) y como está tejido hasta la composición de cualquier residuo hallado sobre la misma como el polen. Un buen resumen de los estudios y sus diversas conclusiones puede encontrarse en la entrada Sudario de Turín de Wikipedia

Pero sin duda una de las pruebas más conocida es la llamada prueba del Carbono-14. El Carbono-14 es un isótopo del carbono-12 que es el más común. Es un elemento radiactivo natural que se genera cuando los rayos cósmicos chocan contra la atmósfera. Tras el choque se desprenden neutrones que vuelven a chocar contra el nitrógeno atmosférico dando lugar al carbono-14. Este se desintegra con una vida media de 5730 años, volviendo a convertirse en nitrógeno. Las dataciones de antigüedad utilizando este método se basan en que los seres vivos, tanto plantas como animales, lo incorporan al alimentarse y lo incluyen dentro de sus tejidos. Tras la muerte deja de acumularse y continúa desintegrándose. De esta forma, calculando la cantidad inicial y la residual podemos saber cuanto tiempo ha transcurrido desde su muerte. En este caso, cuando fue recogido el lino con el que se tejió la sábana santa.

En el año 1988 se analizó la sábana santa por el método del carbono-14 y se concluyó que el lino procedía de entre los años 1260 a 1390, una antigüedad que descartaba totalmente su origen en el siglo I. Esto no ha impedido que se la venere como una reliquia, tanto por los que dudan de la precisión de la prueba original como por aquellos que la ven como un símbolo, igual que un icono o la figura de un santo. De momento se niega la repetición de los análisis, así que la polémica puede seguir durante mucho tiempo.

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